-Vas a venir hoy, ¿no?- le pregunte a mi amigo, el chico con quién había compartido 6 años de mi vida, mi amor imposible.
-Sí, sí, obvio- y se quedó en ese silencio que tanto conocía, ese silencio de querer decirme algo y no saber cómo
-Eh… ¿Puedo traer a Lu?-
-No.-
-Pero ¿Por qué?-
-Porque es una reunión de amigos, no de amigos y sus novias-
-Pero Mica va con el novio…-
-Pero él es amigo nuestro, Luciana no. Ella es solamente… tu novia-
-¿Y qué tiene de malo eso?-
Me quede un rato pensando. ¿Qué tenía de malo eso? ¿Qué le iba a decir? ¿Que no me caía bien? ¿Que no era lo suficientemente buena para él? ¿Que no lo merecía? ¿Que no se llevaba bien con ninguno de nosotros? ¿O acaso le iba a decir que me dolía en lo más profundo del alma tener que verlos a los dos juntos, justo como yo había imaginado miles de veces estando con él? ¿Qué me llenaba de ira el pensar que después de tanto tiempo juntos, como almas gemelas, casi inseparables, venga una cualquiera a quitarme esa persona que nunca pudo ser mío por culpa del maldito miedo a perderlo? ¿Que a veces no podía dejar de pensar que él estaba con ella, haciendo todo lo que yo alguna vez soñé? ¿Que ya no podía dormirme abrazada a él mirando una película, ni quedarme hablando con el hasta que salía el sol, ya no me vendría a visitar a las 6 de la mañana solamente porque no se podía dormir, ni me dedicaría serenatas por videollamadas? Después de todo yo fui la que conoció todos sus más profundos secretos, la que estuvo ahí cuando parecía que todo se había acabado, la que lo apoyo en todo, sea lo que sea. La que lo aconsejo, la que provoco sus sonrisas y seco sus lágrimas por 6 años. Y ella… ¿Y ella quien era? ¿Qué había hecho para tomar el lugar que yo había anhelado por años? ¿Le iba a decir la verdad?
-Es que tengo miedo… tengo miedo a que me reemplaces. Siempre fui la única chica en tu vida, y ahora aparece ella y… -
-Juana…- Lo miré a sus ojos verdes y no pude terminar mi frase, pero él me estaba sonriendo con esa expresión de cuando empiezo a decir cosas disparatadas y puso una mano en mi mejilla
-Nunca te voy a poder reemplazar, simplemente porque nunca encontraría a alguien que te llegue a los talones y siempre vas a ser la única chica en mi vida- Lo abrace, solamente para que no viera mis ojos enrojecidos por las lagrimas
-Te quiero mucho, Gonza-
-Yo también, Juani- Sonreí entre sus hombros
-Después de todo sos mi hermana, mi mejor amiga, y así va a ser, pase lo que pase, para siempre… ¿no?- Mi sonrisa se borró, tan rápido como llego
-Si… para siempre
Juanita.