Perderme entre melodias, irme lejos, no volver...

Perderme entre melodias, irme lejos, no volver...

Asi soy yo. Asi me gusta ser

Bienvenido señor lector.
En este blog no encontrará más que las experiencias, anécdotas y reflexiones de una adolescente rara, perdida y algo rayada.
Si no es lo que buscaba, es libre usted de retirarse.
Si quiere saber de que se trata todo esto, sea usted bienvenido...
Juanita.

domingo, 30 de octubre de 2011

De amores Platónicos

-Vas a venir hoy, ¿no?- le pregunte a mi amigo, el chico con quién había compartido 6 años de mi vida, mi amor imposible.
-Sí, sí, obvio- y se quedó en ese silencio que tanto conocía, ese silencio de querer decirme algo y no saber cómo
-Eh… ¿Puedo traer a Lu?-
-No.-
-Pero ¿Por qué?-
-Porque es una reunión de amigos, no de amigos y sus novias-
-Pero Mica va con el novio…-
-Pero él es amigo nuestro, Luciana no. Ella es solamente… tu novia-
-¿Y qué tiene de malo eso?-
Me quede un rato pensando. ¿Qué tenía de malo eso? ¿Qué le iba a decir? ¿Que no me caía bien? ¿Que no era lo suficientemente buena para él? ¿Que no lo merecía? ¿Que no se llevaba bien con ninguno de nosotros? ¿O acaso le iba a decir que me dolía en lo más profundo del alma tener que verlos a los dos juntos, justo como yo había imaginado miles de veces estando con él? ¿Qué me llenaba de ira el pensar que después de tanto tiempo juntos, como almas gemelas, casi inseparables, venga una cualquiera a quitarme esa persona que nunca pudo ser mío por culpa del maldito miedo a perderlo? ¿Que a veces no podía dejar de pensar que él estaba con ella, haciendo todo lo que yo alguna vez soñé? ¿Que ya no podía dormirme abrazada a él mirando una película, ni quedarme hablando con el hasta que salía el sol, ya no me vendría a visitar a las 6 de la mañana solamente porque no se podía dormir, ni me dedicaría serenatas por videollamadas? Después de todo yo fui la que conoció todos sus más profundos secretos, la que estuvo ahí cuando parecía que todo se había acabado, la que lo apoyo en todo, sea lo que sea. La que lo aconsejo, la que provoco sus sonrisas y seco sus lágrimas por 6 años. Y ella… ¿Y ella quien era? ¿Qué había hecho para tomar el lugar que yo había anhelado por años? ¿Le iba a decir la verdad?
-Es que tengo miedo… tengo miedo a que me reemplaces. Siempre fui la única chica en tu vida, y ahora aparece ella y… -
-Juana…-  Lo miré a sus ojos verdes y no pude terminar mi frase, pero él me estaba sonriendo con esa expresión de cuando empiezo a decir cosas disparatadas y puso una mano en mi mejilla
-Nunca te voy a poder reemplazar, simplemente porque nunca encontraría a alguien que te llegue a los talones y siempre vas a ser la única chica en mi vida- Lo abrace, solamente para que no viera mis ojos enrojecidos por las lagrimas
-Te quiero mucho, Gonza-
-Yo también, Juani- Sonreí entre sus hombros
-Después de todo sos mi hermana, mi mejor amiga, y así va a ser, pase lo que pase, para siempre… ¿no?- Mi sonrisa se borró, tan rápido como llego
-Si… para siempre

Juanita.

viernes, 28 de octubre de 2011

Hay personas

Hay algunas personas que marcaron un antes y un después en tu vida. Que hayan hecho lo que hayan hecho, dejan una marca en ti, y por más que te empeñes a olvidarlas, por más que te alejes, por más que no tengas contacto, seguirán ahí
A esas personas las llevarás siempre contigo, así que no importa si siguen estando contigo, o si a lo mejor se alejaron, mejor recordarlas con una sonrisa…


Juanita.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Sabor a mis días felices

- -    -¿No estás un poquito grande ya?- Me dijo mi madre mientras yo miraba embobada un capítulo de Tom & Jerry que ya me sabía de memoria.
-          -¿Por qué? Siguen siendo geniales, nunca voy a estar vieja para la genialidad-

Y es que no podía evitar perderme entre esas imágenes que me hacían recordar a aquellos tiempos lejanos, donde todo parecía tan nuevo, tan fresco. Sin preocupaciones más graves que no dejar que el globo tocara el piso ni dolores más profundos que los raspones en las rodillas.
De pronto me sonrío pensando en aquellas tardes cuando llegaba de la escuela, almorzaba, hacía mis deberes y a las 4 de la tarde me dejaban salir a jugar a las calles de mi barrio que, después del paso de los años, sigue estando igual. Pero ninguna de las nenas quería jugar conmigo, a esa hora veían Floricienta en la tele y a mí no me gustaba. No entendía cómo podían estar tan enloquecidas en esas novelas donde se la pasaban peleándose y besándose, prefería con todo mi corazón mirar Pokemon a la noche después de ducharme.
Entonces mi único recurso para no aburrirme eran los varones de mi barrio, ya desde chiquita no era una nena como todas: No me gustaban vestirme de rosa ni las coronitas de princesa. No me gustaba maquillarme ni jugar con mi cocinita ni con mis muñecas, regaladas equivocadamente por mis parientes esperando que yo fuera una princesita rosa como todas las de mi edad.
No, a mí me gustaba cazar sapos, bichos y correr a los ratones. Me gustaba escalar árboles, desgarrando todos mis joggins, me gustaba andar en bicicleta hasta caer agitada al piso. Me gustaba jugar a las escondidas por todo el barrio, embarrarme, ensuciarme, lastimarme, ser picada por hormigas, caer, escalar, mirar dibujitos, comer golosinas, reír.
Extraño esos días donde me decepcionaba por sacarme un tazo repetido en los paquetes de papas fritas y no por gente estúpida. Extraño esos días donde lloraba por perder mi juguete favorito y no por perder a alguien. Extraño esos días donde el amor no pasaba más del que se sentía por mamá, por papá y por el nene lindo del otro grado.
Y yo me pregunto, toda esa inocencia, todas esas ganas de vivir, toda esa afinidad por explorar, por descubrir el mundo, toda esa alegría ¿Se tiene que ir solo por el hecho de ponernos más altos? ¿Solo por el hecho de poder llegar a comprender más cosas? ¿Solo por “madurar”?
Prefiero ser una inmadura, una nena, una caprichosa, una malcriada. Pero por nada voy a matar a la nena salvaje y feliz, por sobre todo, que sigue viviendo dentro de mí. No pienso llevar la misma expresión de amargura que tienen las personas “maduras” y aburridas.

Quiero volver a sentirme igual que esos días en los que éramos felices y nisiquiera lo sabíamos.




Juanita.

martes, 25 de octubre de 2011

Esperando tiempos mejores

¿Qué mejor alivio para un alma solitaria el saber que después de todo no está sola? Una euforia incomparable se comienza a apoderar de su corazón al sentir que por fin podrá liberarse de su condena e iluminar esos oscuros cuartos dónde estaba encerrada.
Así dos almas cansadas del abandono y la soledad se unen mediante un impulso repentino, sin siquiera pensarlo, guiados por un presentimiento, una simple ilusión.
Se desprenden de todo lo que los encadenaba, se despiden del pasado, sin pensar en las consecuencias. Y la felicidad de sentirse por fin queridos los tiene tan embobados que son incapaces de ver a su alrededor para contemplar cómo todo se derrumbaba, y sin darse cuenta lo único que les quedaba eran el uno y el otro.
Con caricias de ternura sobrehumana, besos eternos e imprudentes palabras de amor lograron sanar las heridas profundas de la soledad que habían vivido y todo era tan perfecto, los colores brillaban tanto y la alegría eral tal que, al fin, no necesitaban nada más.
Y si, todo iba bien hasta que el corazón se cansó de gobernar y la mente entró en funcionamiento, y no vio perfección, ni colores, nisiquiera alegría. Vio dos seres unidos con una sola cosa en común: La soledad a la que habían sido expuestos.
Así dos almas que parecían haber sido diseñadas el uno para el otro se convirtieron en completos desconocidos en apenas un minuto. Intentaron seguir como antes pero nada era lo mismo y al final solo quedó una cosa por hacer: Despedirse y caminar cada uno a su rincón oscuro, ya sin nada puesto que habían renunciado a su pasado. Resignándose a la misma soledad sofocadora, al fin y al cabo era su naturaleza... por lo menos para una de ellas.

Nunca me quisiste, nunca te quise, pero nos supimos engañar tan bien. Ahora encontraste tu camino, pero yo me perdí en la mitad...
Y afuera se ven todos tan felices ¿Cuándo se callarán los demonios en mi?
Solo queda esperar tiempos mejores...


Juanita.

lunes, 24 de octubre de 2011

A todos los bichos raros del mundo

-          - ¿Quién te va a querer a vos? Sos un bicho raro y feo-  me dijo la chica exageradamente alta, mirándome en la hostilidad de sus ojos verdes.
Me limite a sostenerle la mirada, hasta que las palabras salieron casi automáticamente de mi boca, reflejando lo que pensaba.
- Disfrutá de tu belleza mientras te dure, ya que cuando la pierdas te vas a quedar solamente con tu espíritu vacío y falso. No hiciste nunca otra cosa que mirarte al espejo y criticar a los demás ¿Quién es la que no merece ser querida?
Prefiero ser un bicho raro y feo, pero seguir siendo yo a una idiota maquillada del montón- Me lanzó una mirada furiosa que luego cambio por una sonrisa irónica y burlona, y finalmente se fue, dejando que su cabello volara con el viento, obteniendo la mirada de todos, como siempre.
Yo también la miré alejarse, pero a diferencia de la mirada de los demás en la mía había tristeza, ni pensar que había millones como ella en este mundo, ni pensar que por millones como ella, chicos y chicas como yo sufren todos los días.
Pero a todos ellos les quiero decir que se sientan orgullosos de ser como son, siéntanse orgullosos por ser más valiosos que una cara bonita y un buen físico. Tenemos algo que no se pierde con el tiempo y nos va a acompañar hasta el final de nuestros días y en algunos casos, más allá. Y es nuestro espíritu, nuestra fortaleza. Nuestro talento se refleja en hacer lo que uno ama a la manera de uno mismo, sin hacer caso a los demás, siempre siendo autentico, único.
No dejen que, ni personas idiotas y superficiales, ni un número en una balanza, ni revistas que reflejan bellezas imposibles, ni industrias de belleza que ganan dinero con nuestra inseguridad les digan que valen menos solamente por no cumplir con los absurdos requisitos de belleza actuales.
Recuerden que primero debemos tratar de ser hermosos por dentro y nunca dejar de ser nosotros mismos, y solo así podremos saber que las personas que nos rodean nos quieren por lo que somos.
Somos más que una cara pasada de photoshop en la tapa de una revista
Somos reales.





Juanita.

domingo, 23 de octubre de 2011

Para el que ya no va a volver

¿Nunca se imaginaron a su “alma gemela”? ¿Aquella persona perfecta para ustedes? ¿Sus cualidades, sus características, su personalidad? ¿Nunca? Yo si…
Y quizás fue de tanto imaginármelo que apareció un día, así, de repente. Y poco a poco me fui dando cuenta que era perfecto, desde su forma de hablar, su poesía encantadora, su amor por la música, hasta nuestras charlas que parecían no tener fin, aunque las tenían, cerca de las 4 de la madrugada.
Y no sé si me enamore, pero lo quise, más que a nadie en el mundo. Llego a ser mi único y más auténtico deseo. 
Me perdía en sus palabras, solo con el hecho de hablarme llenaba de alegría mis noches y no necesitaba nada más, nada más que hablar con él y sentir como esa conexión automática me hacía feliz, pensando que por fin, por fin había encontrado a aquella persona.
Pero el tiempo paso, y pronto nuestras charlas interminables, su poesía encantadora, su increíble manera de ver la vida –tan parecida a la mía- dejo de hacerme feliz. Necesitaba más, necesitaba amor, su amor. Necesitaba que me quisiera tanto como yo a él.
Pero en medio de tanta perfección, había defectos y uno de ellos era la cobardía, algo le provocaba un terror particular hacia el amor, hacia el compromiso. Y por más que yo intentaba hacerle ver que no había nada que temer, él me ponía obstáculos y no podíamos avanzar de aquella situación. Y yo necesitaba amor…
Por eso hui, casi torpemente, con alguien que ni siquiera quería realmente y el tampoco. Y en medio de abrazos fingidos y falsos “te amo”, no pude dejar de pensar en mi chico perfecto, aquel que escapaba de sus sentimientos.
Y por eso volví, completamente arrepentida, suplicando que me perdonara. Pero era demasiado tarde: Yo, la chica de sus sueños, lo había decepcionado y las cosas no se arreglarían de un día para el otro.
Esas semanas fueron torturosas, me acostaba en mi cama a pensar en cómo había perdido a la persona que más valió la pena en toda mi vida. En lo patética, torpe y estúpida que era… Hasta que volvió, no podía dejarme, así como yo no lo podía dejar a él. Pero con el tiempo me di cuenta que ya no era el mismo, nuestras charlas no se prolongaban hasta largas horas y su manera de hablarme era seca, vacía, como si estuviera hablando con alguien que apenas conoce. Y así como vino se fue, y desapareció. Meses sin saber nada de él, incontables noches en las que me dormí llorando y era increíble, porque nunca había llorado por alguien de esa manera. Nunca había extrañado a alguien así
Pero me pidió perdón, y yo como la estúpida enamorada que soy, le suplique que volviera y volvió, no sé si por voluntad propia o por lástima, pero no hablaba con él, hablaba con un desconocido. Un monstruo que me sacaba mi felicidad, y la volvía preocupación y tristeza. Ya no era el, ya no era perfecto, pero igual lo deseaba porque no perdía las esperanzas de que alguna vez apareciera aquella persona con la que había compartido los momentos más felices de mi vida, felices gracias a él.
Pero no ocurría, y yo me iba consumiendo poco a poco en la desesperación, y una noche en la que me quede sin lágrimas, con la garganta seca y la cabeza punzante del dolor, decidí que no iba a llorar más, que no iba a sufrir. Esa persona no era más él y nunca más volvería a serlo. Le dije que tenga buena suerte, que ya había dado lo suficiente de mí
Y lo abandone, justo como lo había hecho mi chico perfecto, mi alma gemela, la razón de mi desvelo y la de mi felicidad, meses atrás.

Perdone usted, señor lector, por tener que leer estas líneas tan deprimentes. Pero tengo la esperanza de no ser la única que se haya ilusionado torpemente, que se haya elevado hasta los cielos y luego le haya tocado caer al suelo estrepitosamente. Espero no ser la única que quiso con locura a la persona equivocada.

Juanita.

sábado, 22 de octubre de 2011

Llorar nos hace humanos

-Está bien llorar- me dijo mi amigo, el chico con quién había compartido 6 años de mi vida.
- Pero odio llorar, me siento estúpida y vulnerable…- Y miré hacia arriba para evitar que las lágrimas cayeran por mis mejillas.
- No, llorar no nos hace estúpidos ni vulnerables. Llorar nos libera, nos permite sacarnos esos sentimientos irreprimibles del alma. Si no lo hiciéramos nos encerraríamos en estos sentimientos y los esconderíamos, hasta llegar a parecer que no los poseemos, llorar nos hace humanos.
- A veces me gustaría no poseerlos…
- ¿Por qué?
- Así nadie me lastimaría
- Pero tampoco nadie te amaría- dijo, y no pude contener una sonrisa.


Que hermoso tema ♥

Juanita.

viernes, 21 de octubre de 2011

Sonreír solo y por placer

No importa cuánto hayamos perdido, ni cual grave fue nuestro error, siempre se puede desechar todo y empezar de cero.
Aunque a veces pensemos que estemos solos y ya nada valga la pena, siempre hay algo a que aferrarse y seguir adelante.  Así, con esfuerzo, aunque duela, debemos desamarrarnos de nuestro pasado para vivir nuestro presente, que ya es futuro.
Valora las pequeñas cosas de la vida, sonreí solo por el placer de hacerlo, abraza a alguien cuando lo sientas necesario, decile a las personas que te rodean cuanto las amas. Hace reír a la gente, aunque hagas el ridículo en el intento.  Aunque parezcan cosas de todos los días… nunca sabes cuándo podrías echar de menos una simple sonrisa.

Sé feliz, la vida es muy corta, no hay tiempo para sufrir.



Juanita.